Me hacía mucha ilusión participar por cuarto año consecutivo en el triatlón de Arenales pero el concejal de deportes de Elche, el ahora famoso Sr. Pareja, no concedió el permiso a la organización y la prueba se trasladó a Orihuela. Si amigos, Orihuela. Uno se imagina un triatlón alicantino en un lugar de playa ya que vivimos rodeados de mar. Pero no, la organización pensó en Orihuela que, además, celebraba el 75 aniversario de la muerte de Miguel Hernández.
Este año no me había plantado ningún objetivo y tras el nacimiento de nuestro segundo hijo no había cogido la bici más que dos veces. De hecho, llegué a plantearme hacer Arenales entrenando solo en el rodillo pero en seguida me di cuenta de que eso era un suicidio. Aún así solo salí dos veces... pero fue realmente porque me apetecía más quedarme en casa y desayunar con la familia. He entrenado casi siempre mientras todo el mundo duerme y me he estado despertando casi todos los días a las 5:30 am para entrenar o trabajar sin que nadie se de cuenta...
Pero el circuito de bici de Orihuela 113 fue muy diferente al de Arenales ya que tenía unos 1200 metros de desnivel y eso no me iba a ir bien. Había conseguido coger un poco de forma en la natación y me encontraba fuerte corriendo pero en la bici... en la bici no estaba bien y lo sabía.
Pero ya me había organizado las guardias y la familia para el 23 de Abril así que decidí participar.
De entrada, nos tuvimos que quedar a dormir en Orihuela para no pegarnos el madrugón del siglo. Así que el sábado dejamos las bicis en la Playa de la Glea, cerca de Torrevieja, y nos fuimos a dormir a Orihuela.
Dormimos en la Residencia Universitaria Miguel Hernández. La verdad es que nos trataron de maravilla y por dos duros, pero ya no estamos para dormir en literas y con cuarto de baño en el pasillo... pero moral no nos falta!!
Y al día siguiente a las 5 am despertador.
Super buen desayuno en la residencia y al autobús. Allí se monta un buen pollo porque había que haberse inscrito para tener acceso al autobús pero las listas no estaban actualizadas, no se veía a penas y el tiempo iba pasando.... total que al final nos dejaron entrar a todos y nos llevaron a la playa.
Cuarenta minutos de autobús.... totalmente de noche.
Llegamos a la playa. Repasamos las cosas, la bici, dejamos todo preparado.... y otra vez autobús para ir a Cabo Roig. Esta vez solo 5 minutos... pero total que nos plantamos unas 2 horas después de desayunar en la arena.
Esta se la única foto en la que me he encontrado de toda la prueba:
Y entonces, el retraso habitual ... que si la guardia civil, que si no se que, que si no se cual....
Total, como media hora ahí esperando. Yo me metí varias veces en el agua y tenía la sensación de estar cogiendo más frío en la arena que dentro del agua.
Y por fin dan la salida!!
Salgo sin prisa y voy buscando mi hueco para nadar. No me cuesta mucho encontrarlo y en seguida empiezo a nadar cómodo. Noto que no voy tan rápido como otras veces pero si que llevo un ritmo decente. Tenía claro que debía ser conservador en toda la prueba para no llegar hasta la meta.
En medio me perdí un poco y durante un buen rato tuve que volver hacia la línea de la prueba porque me había separado mucho. Pero vamos, me puse de pie en la arena con buenas sensaciones. Miré el reloj y marcaba 40 minutos.
Empecé a correr y me noté bastante mareado. Se me cayó el gorro y al agacharme a cogerlo sí que noté un buen mareo.
Llegué a la T1 y al intentar sacar una pierna del neopreno me caí al suelo. Así que pensé: "calma tío... calma". Me quité el neopreno en el suelo, me puse el mallot, el casco y las gafas. Miré que no se hubieran caído las barritas ni los geles y salí.
Empecé a pedalear y me encontré bien.
Sabía que los primeros 30 km eran los que tenían más desnivel así que me lo tomé con calma. Me vi bien y empecé a comer y beber a los 20 minutos. En una de la bajadas fuertes vi una ambulancia y varios coches de policia que estaban recogiendo alguien que se había pegado una buena piña... y también vi a varias personas que habían pinchado.
Llegamos a Torremendo y me llegan todos los recuerdos del Duatlón de Orihuela de 2014. Sé que hay varios repechos pero también buenas rectas para rodar. Llego al pantano y me cruzo con muchos ciclistas. No me gustan mucho las sensaciones que tengo pero no voy tan mal.
Entonces llega la subida donde se separa el circuito largo del de la distancia olímpica y pienso "¿y si sigo recto y hago solo 40 km de bici...?" Llevaba meses bromeando con que me iba a pasar a la distancia de triatlón olímpico pero ese no iba a ser el día.
Me encanta esta foto en la que sale mi amiguete Alex Cortés:
Desde ahí empecé a encontrarme mal.
En uno de los cruces veo a Pablo Ballester y le digo "vaya petada llevo tío".
Vuelvo a dar la vuelta en Torremendo. En el avituallamiento está Jose Manuel Ródenas que me anima a chillido limpio. Le doy las gracias pero le dijo "dame el bidón, desgracio, que estoy hecho mierdas..." Jajajaja fue así.... me encanta el espíritu de los voluntarios y siempre intento darles las gracias y saludarles... y si son amiguetes pues mucho más!!!
Pero desde ahí empezó mi calvario.
No podía empujar más la bici.
Me ardían los cuádriceps en cada subida, por pequeña que fuera, y en los llanos no cogía nada de ritmo. Doy toda la vuelta al pantano y noto que voy más solo que la una.... Hago el giro del pantano y Juan Serrano me dice "macho pensaba que tu eras un pro"... "te equivocaste conmingo Juan..." fue mi respuesta.
Hago la última subida y veo al voluntario que está dando las indicaciones. Me acuerdo que le dije "macho que me comen las águilas hoy!" y nos reímos los dos. Desde ahí 10 km casi todo del bajada.
Llego a la T2 y me lo tomo con calma.
3h:26 minutos.... vaya desastre!
En la carpa estaba Joserra dando ánimo. Le digo que estoy frito y salgo a correr. Me encuentro bien. Hago los 2 primeros kilómetros fuerte para activar las piernas.
Veo a mucha gente. El recorrido me parece muy chulo.
Y en la segunda vuelta noto que no puedo empujar más.
Siento que peso 200 kg.
Voy bien de pulso y respiración pero las piernas me pesan horrores.
En el km 8 abandono psicológicamente. No puedo ni quiero empujar.
Sé que puedo seguir corriendo pero muy lejos del ritmo que yo quería.
Y no quiero andar porque pienso que me encontraré igual de mal.
Me cruzo con Jorge y con Mejías y nos damos ánimo.
Adelanto a algunos conocidos pero ellos ya están en la última vuelta y a mi me quedan dos...
Sigo.
Voy lento y pesado.
Empiezo a quedarme solo en muchas partes del recorrido.
La sensación es muy desalentadora.
Empiezo la última vuelta y voy más solo que la una. Recuerdo adelantar a un tío con muy buena pinta que llevaba una equipación de Las Rozas. Traté de darle ánimo y me dijo que estaba deshidratado y sufriendo mucho por el calor.... le dije que yo estaba parecido pero que yo era de allí y debería estar más preparado. Le di las gracias por haber venido a nuestra tierra y le fui dejando detrás.
Me quedan 5 km.
Ya casi no hay gente corriendo.
Le doy las gracias a varias voluntarias que están en los cruces.
Y llego a la última plaza.
Estoy muerto pero estoy a punto de acabar.
Cruzo la meta y no hay ni speaker ni casi nadie animando.
Sí que está Ximo que me un abrazo y la enhorabuena por acabar.
Meta.
Siento una enorme sensación de fracaso y decepción.
6h:05min.
Busco algo de beber. No me entra nada de comer. Solo consigo beber coca-cola....
Me siento en una silla a la sombra y sigo bebiendo.
Veo entrar en meta a Mejías y nos abrazamos.
Veo a Franklin, Felix y Alex fuera del recinto me voy con ellos a esperar a Jorge que llega hecho migas pero sonriente y feliz. Así da gusto.
Fuimos 6 y los 6 acabamos. Eso lo compensa todo:
Aprendí mucho en Orihuela 113.
Los triatlones se entran con mucha bici y solo con rodillo no se pueden hacer decentemente.
Me alegré mucho por los amigos que habían entrenado bien y acabaron tan bien.
Yo acabé como me merecía.
Yo compito contra mi mismo. Esto es lo que me gusta de correr y del triatlón. No es como el Judo en el que tienes que ganar al rival; en las carreras me veo yo solo luchando por lo que yo busco. Eso es lo que me mantiene tan enganchado a correr y las carreras. Este año había entrenado mucho menos que otros pero me esperaba mucho más. Pero el resultado fue el que fue, para cambiarlo solo se puede volver el año que viene.
Aunque también pienso que Orihuela 113 no es mi prueba. Si tengo que invertir un fin de semana fuera de casa preferiría irme a Mallorca, Peñíscola o Sevilla que me parecen más atractivos.
Y ahora a recuperarse y seguir.
Ya tengo claro mi calendario para este 2017 y lo contaré próximamente.
Eso sí, adiós Orihuela 113, hola Travesía Tabarca 2017:
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